Los Signos de Tierra

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CAPRICORNIO

Capricornio es la puerta de entrada en el mundo físico, realizando las mismas funciones que Aries, Cáncer y Libra en sus respectivos elementos. En el estadio anterior, representado por Géminis, hemos visto al hombre empeñado en estructurar el mundo según sus ideas. Llegado el final del proceso, el individuo se da cuenta de que no bastan las ideas para cambiar el mundo y que es preciso poner las manos en la masa y transformarlo físicamente, poniendo ladrillo sobre ladrillo, hasta dar cima a la nueva realidad. Ése es el trabajo de Capricornio.

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TAURO

Este signo representa la fase de interiorización del elemento material. Si Capricornio es el constructor, Tauro es el que goza de lo construido en la etapa anterior. La experiencia de lo material no sería completa si el hombre no gozara de aquello que ha edificado, y Tauro representa la etapa de los goces. Todo le es dado con facilidad a Tauro, pero quizá estos goces tardan en llegarle, porque el ciclo de la tierra, como ya hemos señalado, constituye la etapa final de una vida. El Tauro dispondrá de suntuosas moradas, de soberbios jardines y la abundancia estallará en todos los frentes de su vida. Tauro es el banquero, el tesorero, el rentista, el opulento que contempla desde su frondoso jardín o desde su yate el gran espectáculo del mundo. Es el hombre que dispone de abundantes medios y puede ejercer la prerrogativa divina de crear un mundo a su imagen y semejanza. Si el Tauro está desarrollado espiritualmente, será el promotor del arte, de la ciencia, de la moral, de las virtudes cardinales que Dios ha esparcido por su universo: será el mecenas que financiará todo lo que es noble. El Tauro convencional será el gran organizador de cócteles mundanos y consumidor de caviar.

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VIRGO

Representa la fase de exteriorización de lo material. En Virgo la tierra ha de ser expulsada para que pueda empezar un nuevo gran ciclo de experiencias. Es el signo terminal que cierra un gran capítulo de la existencia. Ya ha terminado el período de los gozos, típico de Tauro, y en Virgo, dadas las conexiones de este signo con el mental, la materia es objeto de observación y análisis, a fin de descubrir en lo inmensamente pequeño el secreto del funcionamiento del macrocosmos.

El Virgo es, pues, un hombre de laboratorio, de microscopio y de cronómetro. Si vive las cualidades del signo con toda su plenitud, acabará dando la espalda a la materia y descubriendo la espiritualidad; será el doctor Fausto, que después de dedicar su vida a la ciencia, le pedirá a la jerarquía espiritual más inmediata, Lucifer, que le descubra el misterio del amor. El Virgo convencional no descubrirá nada de todo esto, pero sentirá oscuramente que la materia mengua, que su situación material es precaria, e intentará prevenir la catástrofe ahorrando, ocultando sus bienes a los familiares, para que éstos no los derrochen, convirtiéndose así en el clásico avaro.

El Virgo es a menudo el hombre estreñido y esa situación fisiológica describe a la perfección un estado más general: el de unas posesiones materiales que deben ser abandonadas porque son ya deshecho, puro despojo que no pueden aportar experiencia alguna y que el individuo intenta por todos los medios conservar. Esta tendencia ineluctable al desprendimiento de lo que se posee hace que este signo esté considerado como un sector de pruebas, y bien que lo es el tener que abandonar lo que la sociedad tiene en tan alta estima.


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